En todo proceso de transformación podemos distinguir tres tipos de actividades: 1. Actividades que generan valor 2. Actividades de apoyo 3. Actividades que no generan valor. Uno de los objetivos del lean es eliminar la “muda” (el desperdicio en castellano), que se podría resumir en esforzarse en dedicar tiempo y recursos en actividades de valor y de apoyo, intentando minimizar el resto. Otra definición podría ser toda actividad que no ayuda a crear flujo. La definición del valor es un poco ambigua. Hay que definir valor relativo a un agente. Puede ser: · El cliente · Los accionistas · El usuario del producto · La sociedad Por lo tanto, los diferentes agentes pueden definir varios valores: dividendos, calidad, uso, coste, etc. El desafío es crear valor a todos. En el caso de la construcción podríamos interpretar cliente como proyecto, pero nos quedaríamos por debajo de nuestras potencialidades y no es una buena estrategia a largo plazo. Generar valor al proyecto implicaría actividades que reduzcan tiempo y coste o que aumenten la calidad o el nivel de satisfacción por parte del usuario final. Evidentemente estos objetivos serían del agrado de nuestro cliente, pero nos olvidamos de otros requerimientos que pueda demandar; como por ejemplo aprender de construcción lean. Una constructora que quiera implicarse en una transformación lean, es posible que tenga que enseñar al promotor y proyectista los hábitos y herramientas lean, en beneficio del cliente y del proyecto. En el lean management se describen siete tipos de desperdicios:
1. Sobreproducción. Producir más de lo necesario
2. Tiempos de espera
3. Transporte de materiales
4. Inventario
5. Errores de proceso que implican repetir o reparar
6. Sobreprocesamiento. Un ejemplo podría ser exceso de tareas administrativas
7. Movimiento de personal
Una primera aproximación de minimizar muda en una obra podría ser: · Fabricar in situ. Hay que tender en lo que se pueda a elementos prefabricados. Automatizar lo posible. · Transporte innecesario · Unidades de obra mal ejecutadas que tienen que repetirse. El objetivo es hacerlo bien a la primera · Tiempos de espera: en ejecución de obra, en diseño · Reuniones sin añadir valor · Sobreproducción. No sólo en campo si no también en oficina. Por ejemplo excesivos cálculos, excesivos planos, mediciones… · Trabajos que no generan flujo en las unidades de obra · Materiales del almacén · Métodos de ejecución ineficientes · Exceso de personal o maquinaria en las unidades de obra. También a nivel de personal técnico. De hecho se podrían definir como “Las diez reglas del desperdicio en una obra”. Sin olvidar que el gran despilfarro es ejecutar un proyecto con más plazo y coste del necesario. La pregunta a hacerse sería: ¿Dedicamos nuestros esfuerzos a crear valor o a eliminar el desperdicio? A esta pregunta, el sr. Alan Mossman, fundador y responsable del Lean Construction Institute Reino Unido respondió crear valor. “No hay ninguna reciprocidad entre valor y desperdicio. Sólo si la variable operativa es el valor, podemos disminuir coste y desperdicio” Alan Mossman
Fuente: Clases Lean Construction Universidad Michigan.
Tariq Abdelhamid (2008)
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